Hace algunos meses ustedes leían mi preocupación por la falta de trabajo, y dado que recientemente conseguí trabajo debería ser lógico que ya no tuviera preocupaciones; sin embargo ya ven que los motivos para preocuparme me salen tan seguido como los barros y espinillas a los pubertos.
El primer efecto secundario de haber obtenido el trabajo que obtuve, es que me siento feo. XD

Es que al trabajar en una tienda de ropa (ropa nueva y bastante chida) pues no puedo evitar comparar lo que veo ahí con lo propio; y pues la neta mis garras (ropa) sí son bastante viejitas.
Además ahí en la tienda hay muchas revistas de moda, con fotos de modelos, hartos consejos de belleza y un montón de payasadas muy superficiales. Y pues esas revistas nomas' lo hacen sentir feo a uno. De por sí, que estoy medio tirado al catre y luego viendo material de revista pues uno no le dna ganas de verse al espejo; pero ya ando evitando las revistas.
El segundo efecto secundario de este trabajo es que otra vez me siento como un idiota. Me siento re tonto para andar vendiendo y recomendando ropa. Me siento lento, me siento incómodo, me siento fuera de lugar... etc.
Pero eso de sentirme incompetente en cada nueva actividad profesional creo que ya es patológico, por lo menos las veces anteriores llegué a escribir ese mismo cuento al blog y con el tiempo las cosas mejoraron un poco. Así que, mejor me acostumbro a vivir con esa sensación, parece que la voy a ir arrastrando durante mucho tiempo hasta que se me quite lo loco.
Y si hubiera un tercer efecto secundario, ese debiera ser que ya tengo más dinero y que por fin después de tanto tiempo, mi cuenta empieza a ascender en lugar de descender. Así que los rábanos cada vez son más posibles.